¿CÓMO LAS VÍRGENES?
Por Dr. Daniel Guerrero
INTRODUCCIÓN
Antes de compartirle el mensaje de esta entrega, quisiera decirle cómo lo recibí.
A principios de esta semana, venía de haber hecho una compra de víveres para reforzar mi almacén de contigencia; ya que desde el 2020, seguiendo la Palabra del Padre, y su confirmación que me vino también ese año, comencé a almacenar alimentos y a diseñar un Plan de contingencia familiar. Y cuando ya estaba por llegar a casa, comencé a imaginarme esta escena:
En medio de la escasez de alimentos, un amigo me preguntaba si yo tenía comida, a lo cual le respondí que sí, que ya tenía años preparándome para esa situación.
Entonces él me preguntó sí yo podía compartir de los alimentos que yo tenía. A lo cual le respondí que no; que los alimentos que tenía eran para que mi familia y yo pudieramos superar esta tormenta económica que el Señor nos advirtió que venía (Mt. 7:24). Y que yo le había dicho a él que venía…
Así que, le dije: Me temo que la parábola de las diez vírgenes se aplica aquí.
Y súbitamente, como un rayo mi mente fue iluminada y ví con tal claridad que sí, exactamente, en un escenario como ese, la enseñanza de la parábola de las diez vírgenes se aplica y podría aplicarse en una situación como ésta.
Y entonces proseguí feliz mi camino de regreso a casa, porque en su gracia el Señor me permitió ver y entender que, lo que he estado haciendo es prudente y necesario hacer, en preparación para los tiempos del fin.
ENSEÑANZA DE LA PARÁBOLA
Permítanme citarle esta parábola, que se encuentra al final del discurso del Maestro, en Mateo 24-25, también conocido como el sermón del monte.
«Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo. Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle! Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas. Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco. Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.»
Como puede observar, subrayé en color azul que las cinco «vírgenes prudentes», estaban preparadas.
Estas cinco vírgenes prudentes:
- Tenían lámparas encendidas como las otras vírgenes.
- Tenían aceite en sus lámparas como las otras vírgenes.
- Tenían también gracia de parte de Dios, representado por el número cinco (5) en su grupo.
- Se durmieron como las otras vírgenes.
- Y también escucharon el llamado de la venida del novio. Y se despertaron para salir a su encuentro.
- Pero… fueron diferentes a las otras cinco vírgenes, porque éstas fueron prudentes al prepararse, comprando más aceite, de manera que pudieran lograr su objetivo: ver el camino y encontrarse con el novio y en dónde sería la celebración de la boda.
Yo sé que la interpretación clásica de esta parábola nos enseña que la lámpara puede ser nuestro corazón o espíritu (Prov. 20:27). Otros dicen que es la Palabra (Sal. 119:5), y la luz es la enseñanza de la Palabra (Prov. 6:23). Por otra parte, otros nos enseñan que el aceite es el Espíritu Santo, que unge la Palabra y la enseñanza profética (2Pe. 1:19).
Personalmente, no tengo problemas con ninguna de esas interpretaciones porque tienen buen fundamento bíblico para la exposición de esta parábola.
Sin embargo, muchos predicadores obvian el tema de la PREPARACIÓN práctica. Y enfatizan solamente la preparación espiritual, subrayando nuestra necesidad de oración y vigilia. Lo cual no está nada mal en hacer. Pero en mi caso, quiero efatizar los DOS TIPOS DE PREPARACIÓN.
Tanto la espiritual, desarrollando una fuerte relación viva y personal con Dios en oración y meditación en Su Palabra; y también, la preparación física y material, haciendo todo lo que está a nuestro alcance (con ahorros, almacenamiento de comida, agua y medicinas, un plan de contingencia, etc.), para que nuestra familia no sufra daño ni pérdida, en la medida que nos acercamos a la Segunda venida de nuestro Señor Jesucristo.
Observe que la preparación material (la compra extra o de reserva de aceite) fue lo que le permitió a las cinco vírgenes prudentes poder ir tras el encuentro del novio y entrar a la boda.
APLICACIÓN DE LA PARÁBOLA
Y, traigo a colación este mensaje, porque sé que hay algunos hermanos y hermanas que se creen muy «espirituales», que ven con malos ojos que uno enseñe y estimule a la iglesia del Señor a prepararse, no sólo espiritualmente, sino también materialmente.
Este tipo de «creyentes» creen que con tener fe es suficiente… Olvidando, o poniendo a un lado, los claros ejemplos bíblicos de preparación, por ejemplo:
- José en Egipto
- Moisés al salir de Egipto y aún al llegar al monte Sinaí
- Esta misma parábola como muchas otras que el Señor nos ha dejado, en las que enfatiza ser sabios y prudentes, sobre todo muy prácticos.
Y la clara y diáfana enseñanza que nos da el apóstol Jacobo (Santiago), que nos recuerda que «la fe sin obras es muerta» (Stgo. 2:14-26). Sí, yo sé que el contexto de su enseñanza es sobre cómo operan la fe y las obras en el proceso de nuestra salvación «espiritual»; pero, ¿acaso no se aplica también en nuestra salvación «física»? ¡Sí, claro que sí! Y la Biblia nos da muchos ejemplos al respecto.
Por cierto, Santiago describe a este tipo de «creyente» (que solo creen) como un «hombre vano» (Stgo. 2:20), es decir, vacío o desprovisto de verdad (Strong G2756).
La Concordancia de Strong amplía aún más el significado metafórico (ilustrativo) de la palabra griega kenós (vano o vacío), diciendo:
- Alguien desprovisto de riqueza espiritual, de uno que se jacta de su fe como una posesión trascendente, pero no tiene los frutos de la fe.
- De esfuerzos, trabajos, actos, que resultan en nada, vanos, infructuosos, sin efecto.
Lo cierto es que, en el contexto de este pasaje de las diez vírgenes, el Señor culmina Su mensaje sobre su profecía del fin de la era del reino de Israel (basada en la profecía de las 70 semanas de Daniel), con un fuerte tono de exhortación a nuestra preparación.
- Lo hace con esta parábola de las diez vírgenes (Mt. 25:1-13), que podemos resumir diciendo: prepárense bien (espiritual y materialmente) para mi regreso.
- Continua con la parábola de los talentos (Mt. 25:14-30), que podemos resumir diciendo: prepárense bien para rendir cuentas de sus acciones.
- Y por último, con la parábola del juicio de las naciones, entre ovejas obedientes y cabras tercas y desobedientes (Mt. 25:31-46), que podemos resumir diciendo: prepárense para ser juzgados, según su actitud y acciones a favor del necesitado (pobre, hambriento, sediento, desnudo, enfermo, etc.).
Oh no, el Maestro insiste mucho en acompañar nuestra fe en Él con obras prácticas que reflejen Su ciencia, sabiduría, amor, bondad y misericordia…
CONCLUSIÓN
Creo que ya expuse y expliqué suficientemente el punto y el principio de este mensaje: Necesitamos prepararnos, tanto espiritual como materialmente mientras esperamos la Segunda venida de nuestro Señor Jesucristo.
Así que, le animo a que se prepare, a la luz de la Palabra de Dios escrita, que nos da innumerables ejemplos de peparación. Y, a la luz de la palabra profética dada por el Espíritu a este ministerio, para que imite a las cinco vírgenes prudentes, y se prepare bien, de manera integral, de manera que no sufra daño ni pérdida innecesariamente, en la medida que avanzamos hacia una fuerte tormenta, hacia una vorágine de eventos terribles, fuertes y muy dolorosos para las naciones.
Y ahora díganos: ¿usted qué piensa? ¿Qué le ha dicho el Señor personalmente tocante a este tema? ¿Qué piensa de este mensaje, cree que estamos tan cerca del tiempo del fin? Déjenos sus comentarios o preguntas abajo en la sección de “Comentarios” y con mucho gusto le responderemos.
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