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SIGNIFICADO DEL AÑO SHEMITÁ

Por Dr. Daniel Guerrero

En el calendario hebreo, el año Shemitá es el último año de un ciclo de siete años, y por lo tanto es año de reposo; es decir, cada siete (7) años Israel debía dejar descansar la tierra y no sembrarla ni cosecharla; sino que podrían consumir lo que en seis (6) años el pueblo hubiera podido cosechar y almacenar (Lev. 25:1-7).

«Cada siete años harás remisión.  Y esta es la manera de la remisión: perdonará a su deudor todo aquel que hizo empréstito de su mano, con el cual obligó a su prójimo; no lo demandará más a su prójimo, o a su hermano, porque es pregonada la remisión de Jehová.» (Deuteronomio 15:1-2)

Y en el idioma hebreo, ese año es llamado Shemitá (Strong 8059, 8058: remisión, perdón, liberación). La palabra shemitá se traduce con mayor frecuencia como “la liberación” o “la remisión”.  La palabra remisión (en español) se define como “la cancelación o reducción de una deuda o un castigo”. En la antigua Israel el Shemitá se refiere no sólo a la liberación de la tierra, sino también a la anulación de la deuda y el crédito ordenado por Dios y se realizada a escala masiva, a nivel nacional. Así, Shemitá llegó a ser el nombre del último día del año de reposo, 29 de Elul, el día de Remisión; pero también llegó a ser el nombre del año de reposo en su totalidad. Así el séptimo año llegaría a conocerse como el año del Shemitá, o simplemente el Shemitá. El año del Shemitá comenzaba con la liberación de la tierra y terminaba con el día de Remisión, cuando las personas mismas eran liberadas de toda deuda, esclavitud o compromiso económico.

Durante el año de reposo tenían que descansar no sólo las personas, sino también la tierra. Los campos se dejaban libres, los viñedos desatendidos, y no se mantenían los huertos. La tierra misma observaba su propio reposo para el Señor.

También en este año de reposo, el pueblo de Israel debía dejar sus campos, viñedos y huertos abiertos para los pobres. En la duración de ese año la tierra pertenecía, en efecto, a todo el mundo. Y todo lo que creciese por sí solo se denominaba hefker, que significa “sin dueño”. 

Así pues, la expresión en el Deuteronomio “cada siete años” se refiere al último día del año de reposo. Elul era el último día del año civil hebreo y el día veintinueve (29) era el último día de Elul. Por tanto, el 29 de Elul, el último día del año de reposo, se producía una generalizada transformación en la esfera económica de la nación. Todo aquel que tenía una deuda quedaba liberado. Y todo acreedor tenía que liberar la deuda que se le debía. Por tanto, el 29 de Elul todo el crédito era borrado y toda deuda era cancelada. Las cuentas económicas de la nación eran, en efecto, canceladas. Era el día de anulación y remisión económica de Israel.   ¡Esa es la razón, por la cual podemos declarar el próximo año 2022, Año de liberación!  Y sólo el Señor sabe la profundidad y la extensión de la liberación que se producirá en el ámbito de Su reino y entre las naciones.

¿Qué podemos aprender en el cumplimiento de este ciclo de tiempo establecido por Dios?

El pastor-rabí judío-mesiánico Jonathan Cahn, en su libro «El misterio de la Shemitá», nos dice:

  • El Shemitá da testimonio de que la tierra y, efectivamente, el planeta tierra, le pertenece a Dios y sólo le es confiado al hombre como mayordomo. Dios es soberano. Su soberanía se extiende también a los ámbitos del dinero, las finanzas, la economía y las posesiones. Esas cosas son confiadas al cuidado del hombre, pero en definitiva pertenecen a Dios.
  • El Shemitá declara que Dios es primero y está sobre todos los ámbitos de la vida y, por tanto, debe ser situado primero y por encima de cada ámbito. Durante el Shemitá, Israel era, en efecto, impulsado a alejarse de estos ámbitos terrenales y acercarse a lo espiritual.
  • El Shemitá limpia y elimina, pone fin a desequilibrios, equilibra cuentas y anula lo que ha sido edificado en los años anteriores: una limpieza masiva de la situación financiera y económica. Pone fin a los compromisos y trae liberación. Su liberación se aplica no sólo a la tierra y a las cuentas financieras de la nación, sino también a algo mucho más universal. El Shemitá requiere de las personas que liberen sus apegos a la esfera material: sus posesiones, sus finanzas, sus bienes y sus deseos y búsquedas con respecto a tales cosas. Es romper vínculos. Y quienes liberan son de igual manera liberados, al no ser ya poseídos por sus posesiones, sino libres.
  • El Shemitá es un recordatorio de que Dios es la fuente de todas las bendiciones, espirituales y físicas igualmente. Pero cuando Dios es apartado de la escena, finalmente seguirá la eliminación de bendiciones. Así, el Shemitá aborda un defecto en particular de la naturaleza humana: la tendencia a divorciar las bendiciones de la vida del Dador de esas bendiciones, divorciar el ámbito físico del espiritual. Entonces busca compensar la pérdida de lo espiritual aumentando sus deseos sobre el mundo físico, persiguiendo así cada vez más cosas, aumento, ganancias: materialismo. Este aumento de cosas, a su vez, deja aún más apartada la presencia de Dios. El Shemitá es el antídoto para todas esas cosas: la eliminación de afectos materiales para permitir que entren la obra y la presencia de Dios.
  • La observancia del Shemitá es un acto de sumisión y humildad. Es el reconocimiento de que todo lo bueno proviene de Dios y en última instancia no puede ser poseído, sino sólo recibido como una encomienda. Las posesiones son soltadas, las cuentas son canceladas, aquello que se ha acumulado es eliminado. El Shemitá humilla el orgullo del hombre.
  • Por último, el Shemitá comparte los atributos del día de reposo, todo un año dado a reposar y dejar reposar, a liberar y ser liberado, a descargar a otros y dejar las cargas propias, a hacer borrón y cuenta nueva con los demás y con uno mismo, el tiempo designado por Dios para el reposo, la renovación y el avivamiento.
2015 al 2022 es el octavo ciclo de siete años desde que Jerusalén fue reconquistada en 1967

¿Pero qué hace el Ciclo y Patrón de la Shemitá tan especial en este tiempo?

Al pastor/rabino Jonathan Cahn el ciclo de la Shemitá le salió al encuentro, al igual como le sucedió al también pastor/rabino Mark Biltz con las lunas rojas.  Todo comenzó un día cuando el pastor Cahn estaba parado en una esquina de una calle en la “Zona Cero” (Ground Zero en inglés), en el Bajo Manhattan, donde antes estaban las Torres gemelas del Centro de Comercio Mundial (World Trade Center).  Su atención se dirigió a un árbol sicomoro que había sido derribado por la réplica del colapso del World Trade Center.  Y una voz suave parecía decirle: —“Hay un misterio aquí que tienes que buscar.” 
La sugerencia entonces lanzó a Cahn a una búsqueda sobre la importancia del árbol sicomoro caído, y su reemplazo en la “Zona Cero” y otros paralelismos entre la caída del antiguo Israel y lo que ha afectado a los Estados Unidos de América desde los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001.
 

Y el pastor Cahn ha encontrado lo que él ha llamado en su libro “la Advertencia” y luego “el Misterio de la Shemitá”, una serie de eventos o acontecimientos que guardan una relación sorprendente con patrones bíblicos y eventos históricos en nuestro tiempo y en un futuro muy cercano. Veamos:

  • El 17 de septiembre del 2001 (que resultó ser 29 de Elul), a las 05:00 PM, la Bolsa de valores de Nueva York cerró, terminando con la mayor pérdida en un solo día en la historia hasta ese momento. 
  • Siete (7) es el número de Dios.  El número de plenitud, cumplimiento (finalización). Siete (7) días, siete (7) horas y siete (7) minutos antes del cierre de la sesión sobre aquel fatídico día del 11 de septiembre, el primer avión se estrelló contra el Centro de Comercio Mundial (World Trade Center), lo que estableció la cadena de acontecimientos que llevaron a la posterior caída en Wall Street. 
  • La Bolsa de New York cayó 700 puntos o 7% de su valor.  En el atardecer del 29 de Elul.  El último día del año Shemitá, en ese preciso momento, en el que Dios ordenó a los Judíos que liberaran toda deuda e hicieran borrón y cuenta nueva en todas sus cuentas financieras. 
  • El Ciclo de Shemitá acontece al final de cada séptimo año, el último día del mes de Elul, o sea el 29 de Elul. El día de la liberación es un día de entre aproximadamente 2.520 días. La hora de la liberación es de una hora de entre 60.480 horas en el ciclo Shemitá.  Todas estas cantidades suman el número predilecto y fatídico de la Masonería/Iluminati: 9.  Y unidas dan el 99.
  • Siete (7) años más tardes (2008) en el calendario hebreo, el 29 de Elul (que resultó ser también 29 de septiembre), en el día y la hora de la liberación ordenada, al minuto, el mercado se estrelló nuevamente con la caída más grande en la historia, hasta el presente. 
  • En la caída de la Bolsa de New York del 2008, el mercado cayó 777 puntos, más del 7% de su valor. 
  • El siguiente año Shemitá, el tercero seguido, comenzó al caer el sol del 24 de septiembre [29 de Elul 5774] de este año 2014. 
  • Luego la liquidación del mercado de valores del 2015-2016, fue el período de una aguda caída en el valor de los precios de las acciones a nivel mundial e incluyó la turbulencia del mercado de valores chino, con la fuerte devaluación del yuan.

Cahn encontró en Isaías 9:10, la clave para interpretar los subsiguientes eventos después del 11 de septiembre del 2001:
“Decían: «Reemplazaremos los ladrillos rotos de nuestras ruinas con piedra labrada
y volveremos a plantar cedros donde cayeron las higueras sicomoros».”

Esta declaración soberbia y desafiante fue hecha por el liderazgo político-religioso de Israel después que el Señor envió a los ejércitos asirios a atacar al reino del Norte, como una medida de advertencia, para que el pueblo se humillara, se convirtiera a Dios y pudiera evitar su destrucción total y definitiva (en el año 853 a.C.).  Ellos no lo hicieron…  Desafiaron a Dios y a Sus profetas, y se revelaron aún más contra su Creador y su Hacedor.  Y finalmente vino la destrucción total del reino del Norte en el año 722 a.C. por manos del rey asirio Sargón II.
 
Cahn también encontró que la misma cita de Isaías 9:10, con la misma actitud soberbia y desafiante, fue declarada textualmente, el 12 de septiembre en el Capitolio, en Washington, por el líder de la mayoría del Senado, Tom Daschle; luego en el 2004, por otro senador, John Edward; y en el 2009, en su discurso inaugural, hizo lo propio el actual presidente Barack Obama. Y Cahn considera que tal declaración y su posterior ejecución desató mayor juicio contra los Estados Unidos de América y la recreación de un evento que aconteció 2,500 años atrás, y que afectará el futuro cercano de esa nación y de todas las naciones, a menos que se arrepientan de todo corazón.
 
El pastor/rabino Jonathan Cahn explica que el ataque del 11 de septiembre ocurrió en ese lugar, pues fue allí donde la nación americana fe consagrada por su primer presidente George Washington.  Él señala: –“En 1789, el recién inaugurado presidente George Washington dio una advertencia profética en el Salón Federal de la ciudad de Nueva York.  Él declaró que la prosperidad y la protección de los Estados Unidos dependían de su sujeción a Dios.  Más tarde, los líderes políticos de la joven nación se reunieron en la capilla de St. Paul, para encomendar el futuro de la nación a los propósitos de Dios.  Esa capilla se encuentra en la Zona Cero y sobrevivió milagrosamente a los ataques del 11 de septiembre, prácticamente indemne.  Pero el fundamento del Salón Federal fue ominosamente agrietado.”–  Dios estaba llamando la atención al pueblo de los Estados Unidos de América.  Y lejos de ellos arrepentirse, se han rebelado aún más y han pecado con mayor resolución, alejándose rápidamente del camino de Dios, que los padres fundadores de la nación les dejaron.
 
En su libro “La Advertencia” (The Harbinger) el pastor Cahn expone nueve (9) advertencias que el Señor le ha dado a la nación norteamericana, para darle fiel cumplimiento a lo que Él dice a través de Su Palabra: “Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas” (Amos 3:7).  Y así lo ha hecho nuevamente en el caso de Israel, los Estados Unidos de América, Venezuela y las naciones.  Y en su libro “El Misterio de la Shemitá”, como vimos arriba, él explica que desde los ataques del 11 de septiembre, se vienen cumpliendo eventos significativos en la economía de esa nación, que de ésta no cumplir con las demandas de Dios y no se arrepiente completamente a Él, sufrirá el mismo destino del reino del Norte, en Israel:
  • En el 2001 (5761), al final de un año Shemitá, hubo una severa caída en la Bolsa de valores de Wall Street, en New York.
  • En el 2008 (5768), al final de otro año Shemitá, hubo otra caída, aún más severa, en la Bolsa de valores de Wall Street, en New York.
  • En el 2015, se esperaba si el patrón de la Shemitá se cumple y la advertencia final del juicio Dios se ejecutaría sobre esta nación y ¡efectivamente se produjo una caída aguda en el precio de las acciones al final de ese año shemitá.
  • Ahora en el año 2022 (5782), también se espera que se produzca una crisis económica tanto en Estados Unidos como en China, que provocará otra recesión a nivel global.
Pero el ciclo de sietes años y el año Shemitá está sirviendo como código profético para descifrar lo que el Señor ha dicho en el pasado y está diciendo en el presente, a través de Sus profetas.  De eso hablaremos en próximas entregas…
 

CONCLUSIÓN

En lo personal, este tema del patrón del Ciclo de la Shemitá me llama poderosamente la atención, porque les recuerdo a mis fieles lectores que en 1998 el Espíritu del Señor me guió a ir a orar a los Estados Unidos de América, especialmente a la ciudad de New York, porque un juicio inminente pendía sobre la economía de esa nación, por causa de la idolatría al dios Mamóm, por su orgullo, codicia y vanidad.  Y desde entonces esa profecía se viene cumpliendo…
 
Y como mencioné arriba, este breve estudio será la base para próximas entregas, que pronto publicaré en este blog, sobre lo que algunos estudiantes de la profecía bíblica y actual esperan para este año y los próximos ciclos de siete años hasta el año 2036.
 

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Conferencista, escritor y teólogo fundador y presidente del Ministerio León de Judá

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