En esta segunda lámina de la profecía de las 70 Semanas desde una perspectiva bíblica-histórica (ver arriba), doy más detalles de su cumplimiento:
1.- La orden de reconstrucción del templo se dio aproximadamente en el 444 ó 445 a.C. (durante el reinado de Altajerjes)¹, según Nehemías 2:4-8; ó en el 516 a.C (durante el reinado de Ciro el Persa), según Esdras 1:1-11 y 2Crónicas 36:22-23.
2.- Años más tarde, el rey Herodes I de Judá, amplió el edificio y los anexos del Templo (del 20 al 12 a.C.), el cual existió durante la vida y ministerio de Jesús.
3. Nace el Mesías Príncipe, Jesús, en Belén, durante el reinado de Augusto César (Roma), y Herodes I (Judea). Años después, comienza su ministerio a la edad de 30 años, en la región de Galilea, durante el reinado de Tiberio César (Roma), de Herodes el Tetrarca (Galilea), quien a su vez estaba sujeto al gobernador romano Poncio Pilato (Judea), según Lucas 1:5; 2:1; 3:1.
4.- En el año 33 d.C., durante la Fiesta de la Pascua, el Mesías Príncipe no es reconocido por los judíos, por lo cual es rechazado; y solicitan su muerte, por crucifixión, al gobernador romano Poncio Pilato. Tres días después, en la Fiesta de las Primicias, resucita; y luego asciende al cielo, después de enviar a Sus discípulos a predicar el Evangelio del reino a todas las naciones; según los Evangelios y Hechos 1:1-11.
5.- En la Fiesta de Pentecostés, cuarenta días después de la ascensión, el Espíritu Santo desciende sobre los discípulos reunidos en Jerusalén, y comienza el ministerio de los apóstoles según las directrices dejadas por el Maestro (Hch. 1:8); que luego, bajo el ministerio de Bernabés y Pablo se extiende a otras naciones gentiles, dentro del imperio romano (Hch. 13:1-3).
6.- El apóstol Pablo, en sus primeras cartas a los Tesalonicenses (año 51-52 d.C.), da testimonio que el Evangelio del reino ya había sido predicado en Asia menor y en «todo lugar», pues ya las regiones de Jerusalén, Judea, y Samaria habían sido alcanzadas por el ministerio de otros apóstoles y discípulos del Señor (1Tes. 1:6-8).
7.- Y en su carta a la iglesia en Roma (año 56-57 d.C.), el apóstol también da testimonio que el Evangelio de Jesucristo ya había alcanzado a la cuna del imperio y la iglesia estaba consolidada en esa región (Ro. 1:8-10), por lo cual él se propuso ir a España, para completar la agenda de hacer discípulos hasta «lo último de la tierra», porque él consideraba que ya no tenía «más campo en estas regiones», (Ro. 15:23-24).
8.- Para la mitad del primer siglo, aumentan las tensiones en Judea, y específicamente en el año 66 d.C., en Cesarea, se da la primera de tres revueltas judías contra el imperio romano. Y en el templo de Jerusalén, ya estaban instauradas las oraciones y sacrificios en honor al emperador romano, por lo cual, se desataron luchas internas entre lo judíos que estaban a favor del imperio y los que estaban en contra.
9.- En el año 68 d.C., Nerón encomienda al general romano Vespasiano acabar con esta revuelta en la región de Judea, lo cual alcanzó parcialmente en el año 68 d.C. Pero, en el año 69 d.C., el general Vespasiano es nombrado nuevo emperador de Roma; y éste le comisiona a su hijo Tito Vespasiano culminar la rebelión judía en Jerusalén, lo cual logra en el año 70 d.C. En ese año, con tropas sirio-romanas destruyen el templo y acaban con esa primera revuelta en Jerusalén, hasta el año 71 d.C. con el último reducto de rebelión judía que se ubicó en la fortaleza de Masada.
10.- Bajo el emperador Trajano (115-117 a.C.), los judíos expatriados en otras ciudades de la región (Mesopotomia, Cirene, Alejandría, Chipre, entre otras), inician una segunda revuelta, la cual se extendió hasta Judea, la cual es socabada por el emperador Adriano. En el año 118, el emperador, trata de pacificar a los judíos prometiéndoles la reedificación del templo, lo cual no cumple. Así que, en el año 132 d.C., se inicia una tercera revuelta, dirigida por Simón Bar Kojba, en vista que el emperador había iniciado la construcción de una nueva ciudad greco-romana, Aelia Capitolina, dedicada al dios Jupiter, en Jerusalén y en las áreas del ya destruido templo; cambió el nombre de Judea por Palestina; y también, había prohibido ciertas leyes y prácticas judías. Ésta tercera y última rebelión fue suprimida en el año 135 d.C., bajo el emperador Adriano y el liderazgo del general Sexto Julio Severo.
Así se cumplieron los eventos profetizados por Daniel (Dn. 9:20-27): «y el pueblo de un príncipe (romano) que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones. Y por otra semana (el Mesías principe) confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador (Roma), hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador (Roma).»