Hoy una muy querida amiga y discípula de mis primeros tiempos como pastor me preguntó sobre mi experiencia con la vacuna contra el COVID-19 que recientemente me coloqué.
Y quiero aprovechar para compartirles mi experiencia. Y también para agradecerle a todas aquellas personas que me han apoyado en mi decisión. Y aquellas que, aunque no están de acuerdo conmigo, han sido suficientemente respetuosas y amorosas como para no juzgarme ni condenarme inquisitoriamente…
Voy a compartirles aquí a mis amigos y seguidores mi experiencia personal y las razones por las cuales accedí a colocarme esta vacuna.
La semana pasada me coloqué la 2da dosis de la vacuna contra el Covid-19 (Pfizer-BioNTech) y hasta la fecha no he tenido ninguna reacción desfavorable. Sólo un leve dolor en la zona del brazo donde me la colocaron, durante 24 horas aproximadamente. Creo que el dolor y las reacciones de la BCG y la triple son mucho más dolorosas y escandalosas…
Así que, en mi caso, no, no he tenido ninguna reacción secundaria ni desfavorable, ¡Gracias a Dios!
Me la coloqué porque estoy bajo un programa de salud a los refugiados políticos, y mi médico principal me corroboró (porque ya lo sabía) que estaba bajo el grupo de riesgo por ser hipertenso, propenso a la diabetes y mi edad es de 57 años. Así que, él me insistió que debía colocármela por mi protección y la de mi familia.
Yo le confesé a mi doctor que prefería dejar que mi cuerpo se protegiera, pero que estaba consciente que el COVID-19 no es un virus gripal normal ni nada por el estilo. Es un virus altamente contagioso y que puede ser mortal o tiene el potencial de dejarte en muy malas condiciones físicas. Y también le dije que tampoco tenía, ni tengo, una postura rígida; y por eso accedí a colocármela.
Así que, accedí a ponérmela y aquí les doy mis razones:
- No creo que sea la marca de la bestia, como algunos pregonan… Creo que la marca de la bestia es algo mucho más sutil, es más espiritual, mental e ideológico; y que por eso viene pasando desapercibido para la gran mayoría de evangélicos, así como muchos eventos proféticos actuales.
Creo que la marca de la bestia es el compromiso formal y decidido de algunas personas a sujetarse y servir a la ideología e ideologías imperantes en el sistema religioso y sociopolítico mundial o de su nación.
Por ejemplo, la adherencia total que muchos evangélicos hicieron y hacen al sistema diabólico, destructor y asesino del castro-chavismo o al socialismo-comunismo en Venezuela y en otras naciones… ¡De eso, nadie habla! Pero está silenciosamente presente y activo en muchas familias e iglesias evangélicas…
Yo no tuve ni tengo ese compromiso ni mucho menos he tomado esa decisión de casarme con ninguna ideología ni proyecto político.
De hecho, el Señor me permitió luchar contra los espíritus que operaban y operan dentro de ese sistema espiritual y sociopolítico que es el castro-chavismo, y mis principales opositores y enemigos vinieron desde la «iglesia evangélica venezolana». Y ahora se dan golpes de pecho por la destrucción, opresión y muerte que vive nuestro país… y siguen haciendo inocuos llamados al clamor y a la intercesión…
Y también ahora algunos pastores, profetas e intercesores llaman al pueblo cubano, que lucha contra el castro-comunismo, que salgan a las calles a luchar por su libertad, cuando ellos cobardemente no lo hicieron en su país, cuando el tiempo lo ameritaba… No, yo no he tenido esas inconsistencias…
Luché con todas mis fuerzas y convicción contra el castro-chavismo y sus demonios cuando pude. Y luego el Señor me mandó a salir y Él, como siempre, es el que se encarga ahora de mi protección y cuidado.
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- Creo que, en el supuesto que sea algo dañino para mi cuerpo (como muchas otras cosas que comemos y bebemos), mi Dios es suficientemente CAPAZ de protegerme, porque Él sabe que no lo hice en abierta rebelión contra Él, sino por sujeción a las autoridades del país al que Él me trajo (Ro. 13:1-3). Y debo decirles que, por el momento, las autoridades gubernamentales en Suiza sí están debidamente establecidas y elegidas, por lo cual sí son legítimas, en el amplio espectro de la palabra.
Creo firmemente en el Dios Todopoderoso de la Biblia. Y creo que Él más poderoso que cualquier virus, vacuna, plan y estrategia de la tinieblas que se lance contra mí y Sus hijos. Daniel y sus amigos lo demostraron.
- Porque mi vida está en las manos del Señor. Si vivo o muero, lo hago en y por el Señor (Ro. 14:4-8). Si Él permite que yo muera, pues así será; y me iré contento porque ya por más de 35 años le he servido a donde quiera que Él me llamado o enviado, y para hacer todo lo que Él me ha pedido que hiciera.
Pero creo que Él es suficientemente poderoso para guardarme y protegerme, si Él todavía considera que tiene planes o algún otro propósito para mí dentro de Su reino, en el futuro. Y si así fuera, sé que contaré con Su gracia y Sus fuerzas para hacer Su voluntad, pase lo que pase. No soy de los que le teme a la muerte y mucho menos a un diablo y a demonios vencidos en la cruz del Calvario.
- Porque he decidido no vivir en temor. He decidido vivir bajo la cubertura amorosa de mi Dios, que me ha amado y me ama; y como he dicho, Él es suficientemente poderoso para guardarme y protegerme contra toda estratagema de las tinieblas, porque no he actuado ni en rebelión ni en desobediencia contra Él.
Además, creo, según lo que leo en la Biblia, que las personas que viven en temor atraen temor y mal sobre sus vidas (Job 3:25-26).
- Porque tengo planes para viajar. Y como muchas otras vacunas que se exigen en algunos lugares o países, esta vacuna se va exigir cada vez más. Si Dios me lo permite, tengo planeado viajes de placer, así como viajes ministeriales. Así que, me estoy preparando para ese futuro-presente escenario.
Esas fueron mis razones para colocarme la vacuna contra el COVID-19.
Entiendo el temor o prudencia de algunas personas que se basan en informaciones que circulan en las redes sociales. Y mi recomendación es que decidan y actúen en base a su fe y conciencia, porque lo que no procede de fe es pecado y en el amor de Dios no hay temor (Heb. 11:6; Ro. 14:22-23; 1Jn. 4:18).
Así que, si todavía hay temor, mejor es no actuar precipitadamente. Yo no actué precipitadamente. Esperé hasta donde pude; pero, por una medida de protección socio-sanitaria, se me recomendó tomar esa decisión, lo cual hice basado en las razones anteriormente expuestas.
Así que, eso es lo que te puedo decir y compartir de mi experiencia con la vacuna contra el COVID-19.
Creo que esta decisión, como muchas otras, debe estar basada en la fe, convicciones y libertades personales.
Yo no critico ni juzgo a los que no se la ponen.
Si por mi fuera, yo no me la hubiera puesto, porque creo en la capacidad del cuerpo humano (bien alimentado y cuidado) para protegerse. Así se lo dije a mi doctor. Pero hay una medida socio-sanitaria a la que debemos rendir cuentas; y que, hasta donde tengo conocimiento, no fue tomada por las autoridades gubernamentales contra mí, ni mi familia, ni el país donde actualmente vivo.
Mi oración y confianza, para mis amigos y seguidores, es que el Espíritu Santo del Señor sabrá guiarles en cada caso y en todo momento.
Dios les siga bendiciendo grandemente.