Quise comenzar con la experiencia espiritual que ha despertado en mi la búsqueda en la Palabra de Dios sobre el fundamente bíblico de esta experiencia, a la que el Espíritu del Señor me ha guiado en muchas oportunidades, en mi vida y ministerio.
Así que, en esta Segunda parte, iremos más profundo en la Palabra de Dios, para que veamos el fundamento bíblico que sostiene esta práctica y disciplina espiritual del dar u ofrendar a Dios.
También hay apariciones interesantes del número cinco (5), especialmente por su relación con la letra hebrea «Hey» (Jei en español), pero espero compartirlo más adelante. Por ahora, veamos cómo aparece el cinco (5) con respecto al dar o a las ofrendas ofrecidas a Dios.
1.- En la ofrenda que Dios dirigió al patriarca Abram para establecer Su pacto con Él, cinco (5) fueron los animales solicitados por Dios. Vea la relación del cinco (5) con respecto al número (3):
«Y le dijo [Dios]:
Tráeme una becerra de tres años, y una cabra de tres años, y un carnero de tres años, una tórtola también, y un palomino.»En esta ofrenda quintuple, tres (3) fueron los animales solicitados, que debían tener (3) años de edad; y dos (2) fueron aves, tiernas aves por cierto.
2.- En los libros del Pentateuco (Los Cinco), donde se encuentra la Instrucción (La Ley) dada por Dios a Su pueblo, por medio de Su siervo Moisés, cinco (5) son los tipos de ofrendas solicitadas por Dios. En el comienzo del libro de Levíticos encontramos por ejemplo:
- Las ofrendas para el holocausto, u ofrenda quemada (1:1-17; 6:8-13)
- Las ofrendas de alimentos u oblaciones (2:1-16; 6:14-23)
- Las ofrendas de paz (3:1-17; 7:11-34; 19:5-8; 22:21-25)
- Las ofrendas por el pecado (4:1-5:13; 6:24-30)
- Las ofrendas por la culpa o por diversas transgresiones (5:14-6:7; 7:1-7)
En todos estos cinco (5) tipos de ofrendas la gracia de Dios estaba presente, pues ninguna de ellas, ni siquiera las que exigían el derramamiento de sangre de animales, podían hacer perfectos a aquellos que las ofrendaban, tal como lo declara el autor de la Carta a los Hebreos (10:1-4; 9:11-14):
«Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan.
De otra manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan este culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia de pecado. Pero en estos sacrificios cada año se hace memoria de los pecados; porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados.»
3.- El Tabernáculo en el desierto refleja profundamente la gracia de Dios en su uso del número cinco (5). Este tabernáculo, cuyo diseño fue dado directamente por Dios, contenía cinco cortinas (Éxodo 26:3), cinco barras (Éxodo 26:26-28), cinco columnas y cinco basas (Éxodo 26:37) y un altar hecho de madera que era de cinco codos de largo y cinco codos de ancho (Éxodo 27:1). La altura de la corte en el Tabernáculo era de cinco codos, y su ancho cuadrado de cincuenta codos (Éxodo 27:18).
4.- El aceite de la santa unción (Éxodo 30:23-25), una de las ofrendas más especiales delante de Dios, cuyos ingredientes fueron diseñados e instruidos directamente por Dios mismo, y que fue utilizado para consagrar el mobiliario del Tabernáculo. Este aceite de la santa unción se compone de cinco (5) ingredientes, ya que era una revelación de la gracia pura. La proporción de las especias utilizadas en la fabricación del aceite también eran múltiplos de cinco (5), que contenían un hin de aceite de oliva añadido a las mismas:
- Mirra excelente, 500 (5×100) siclos
- Canela dulce, 250 (5×50) siclos
- Cálamo dulce, 250 (5×50) siclos
- Casia, 500 (5×100) siclos
5.- En el Nuevo Testamento, el Maestro alimentó a cinco mil (5×1,000) hombres con un comida ofrendada de cinco (5) panes y dos (2) pescados (Mt. 14:15-21; Lc. 9:10-14). ¡He allí la fórmula para la multiplicación: Gracia y Testimonio!
Y para culminar la gracia de Dios se mostró para con todos los que creemos en Cristo, en que Él (Ro. 8:29:30):
1. Nos conoció
2. Nos predestinó
3. Nos llamó
4. Nos justificó
5. Y nos glorificó
El Diez
El número diez (10) en las ofrendas es más conocido por su relación con la ofrenda de los diezmos, o sea la décima parte o el diez por ciento (10%) de las cosechas o ingresos mensuales o anuales (Gén. 14:20; 28:20-22; Lev. 27:32; Núm. 18:21,24-28).
El número diez (10) en la Biblia significa orden divino, orden completo, administración y responsabilidad (Ley); y está relacionado con la pequeña letra hebrea Yod, que representa una mano; dos manos contienen diez (10=5+5) dedos. La letra Yod y su representación (la mano) se encuentran en estos pasajes: Lamentaciones 1:10; 4:10; Proverbios 31:19; Salmo 119:73.
La presencia del número diez en las ofrendas, además de los diezmos, podemos observarla en:
1. La ofrenda de las Primicias. Dios estableció que las ofrendas de las Primicias eran:
- Las primeras gavillas de cebada
- Dos becerros y Tres décimas (3×10) de torta de harina con aceite (60= 30+30)
- Un carnero y Dos décimas (2×10) de torta de harina con aceite (20= 10+10)
- Siete corderos de un año y una décima (10) de torta de harina con aceite por cada cordero
- Y un macho cabrío para expiación
Podemos observar aquí la relación que hay entre las ofrendas de Primicias con los Diezmos. Y en las Sagradas Escrituras del Antiguo Testamento Dios también declara tajantemente que ambas ofrendas le pertenecen a Él (Números 3:12-13; 8:17; Mal. 3:6-9). ¡Dios es celoso con nuestros diezmos y Primicias!
2. El testimonio de la provisión de Dios, por medio del maná, fue de un gomer, que representaba la décima parte (10%) de una medida de efa (Éx. 16:30-36). Y esta ofrenda de testimonio se guardó en el arca del Pacto dentro del Tabernáculo.
3. Las ofrendas diarias, además de los corderos en la mañana y en la tarde, debían ser acompañados con «una décima parte [10%] de un efa de flor de harina amasada con la cuarta parte de un hin de aceite de olivas machacadas; y para la libación, la cuarta parte de un hin de vino» (Éx. 29:38-41; Núm. 28:1-8).
4. Las ofrendas mensuales, fueron diseñadas y ordenadas de la manera siguiente: «al comienzo de vuestros meses ofreceréis en holocausto a Jehová dos becerros de la vacada, un carnero, y siete corderos de un año sin defecto; y tres décimas [3×10] de flor de harina amasada con aceite, como ofrenda con cada becerro; y dos décimas [2×10] de flor de harina amasada con aceite, como ofrenda con cada carnero; y una décima [1×10] de flor de harina amasada con aceite, en ofrenda que se ofrecerá con cada cordero; holocausto de olor grato, ofrenda encendida a Jehová.
Y sus libaciones de vino, medio hin con cada becerro, y la tercera parte de un hin con cada carnero, y la cuarta parte de un hin con cada cordero. Este es el holocausto de cada mes por todos los meses del año.
Y un macho cabrío en expiación se ofrecerá a Jehová, además del holocausto continuo con su libación.» (Núm. 29:11-14)
5. En las ofrendas para la Pascua (Núm. 28:16-22):
- El cordero de un año y sin defecto debía ser seleccionado el décimo (10) día del primer mes (Aviv/Nisán), según Éxodo 12:1-6; hasta el día catorce (14=7+7).
- Además Dios ordenó que se ofrecieran como ofrenda encendida en holocausto, dos becerros de la vacada, y un carnero, y siete corderos de un año, sin defecto. Junto con una ofrenda de harina amasada con aceite: tres décimas [3×10] con cada becerro, y dos décimas [2×10] con cada carnero; y con cada uno de los siete corderos ofreceréis una décima [1×10].
6. En la Fiesta de Pentecostés (50= 49+1), se celebraba después de 7 semanas (7x7días =49+1día), por lo cual también era conocida como la Fiesta de las Semanas o de la Cuenta del Omer, pues durante esos cuarenta y nueve (49) días se contaba el omer, que también era una medida de peso (equivalente a cerca de 1300 gramos). En las ofrendas para esta Fiesta de la cosecha del trigo también abundan los números y cantidades:
«Y contaréis desde el día que sigue al día de reposo, desde el día en que ofrecisteis la gavilla de la ofrenda mecida [Primicias]; siete semanas cumplidas serán. Hasta el día siguiente del séptimo día de reposo contaréis cincuenta días; entonces ofreceréis el nuevo grano a Jehová.
De vuestras habitaciones traeréis dos panes para ofrenda mecida, que serán de dos décimas [2×10] de efa de flor de harina, cocidos con levadura, como primicias para Jehová.
Y ofreceréis con el pan siete corderos de un año, sin defecto, un becerro de la vacada, y dos carneros; serán holocausto a Jehová, con su ofrenda y sus libaciones, ofrenda encendida de olor grato para Jehová.
Ofreceréis además un macho cabrío por expiación, y dos corderos de un año en sacrificio de ofrenda de paz.
Y el sacerdote los presentará como ofrenda mecida delante de Jehová, con el pan de las primicias y los dos corderos; serán cosa sagrada a Jehová para el sacerdote.»
7. En las ofrendas para las Trompetas (Núm. 29:1:-5), Dios ordenó que se ofreciera en holocausto, un becerro de la vacada, un carnero, siete corderos de un año sin defecto; y junto con una ofrenda de flor de harina amasada con aceite, tres décimas [3×10] de efa con cada becerro, dos décimas [2×10] con cada carnero, y con cada uno de los siete corderos, una décima [1×10]; y un macho cabrío por expiación.
8. Y en las ofrendas para la Fiesta del Perdón, o gran Día de la Expiación (Núm. 29:7-11), Dios ordenó que se celebrara el décimo (10) día del mes séptimo (7 Tishri/Etainim). Y se debía ofrecer en holocausto, en olor grato, un becerro de la vacada, un carnero, y siete corderos de un año; sin defecto. Y también sus ofrendas, flor de harina amasada con aceite, tres décimas [3×10] de efa con cada becerro, dos décimas [2×10] con cada carnero, y con cada uno de los siete corderos, una décima [1×10] ; y un macho cabrío por expiación; además de la ofrenda de las expiaciones por el pecado, y del holocausto continuo y de sus ofrendas y de sus libaciones.
9. Y en la Fiesta de los Tabernáculo (Núm. 29:12-38), que se celebraba el día quince (15=14+1), y que, como hemos dicho con anterioridad, representa el climax de gozo y celebración en las siete Fiestas del Señor, y en la cual las ofrendas eran abundantes durante ocho (8) días consecutivos; pero igual seguían siendo acompañadas también de diezmos o décimas porciones de ofrendas de harina.
No quiero aburrirles, pero es necesario que veamos atentamente cómo Dios mismo diseñó, ordenó y estableció que las ofrendas traídas delante de Su presencia debían tener cantidades específicas, con tiempos específicos y calidades específicas. Y en este caso, quiero que prestemos atención a la relación entre las ofrendas y los diezmos, para diferentes tipos y ocasiones de ofrendas y sacrificios.
Y debo aclararle al lector, que estoy es simplemente ilustrando y fundamentando, a la luz de las Sagradas Escrituras, la enseñanza que Dios sí ha dirigido y ordenado en otras oportunidades a Su pueblo, para que le ofrende a Él según ciertas cantidades o números específicos. Para nada estoy citando estos ejemplos, como un medio para regular o legislar sobre el mandato de dar los diezmos al Señor; pues considero que en el Nuevo Pacto en Cristo Jesús, especialmente para los creyentes no judíos, no hay tal obligación. Mas sí creo, que por revelación, en libertad, en fe, amor y obediencia, todo creyente, que así quiera y así lo crea, puede entrar a esa esfera de bendición que conlleva dar los diezmos, primicias y cualquier otro tipo de ofrenda que el Espíritu Santo le dirija a dar.
Y con ello concluyo este primer punto sobre el «Dar según Cantidades», pues considero que ya está suficientemente claro a la luz de las Sagradas Escrituras, que Dios sí ha dirigido a Su pueblo a «Dar según cantidades específicas»; y es muy probable, y así ha sido mi experiencia durante años, que Él puede seguir haciéndolo en nuestros días; ya no por la fuerza de la Ley del Antiguo Pacto, sino por el poder de la Ley del Espíritu, que de esa manera puede guiarnos, según la gracia y según la medida de fe operando en cada uno de nosotros.
En la Tercera parte, abordaremos el segundo punto de este mensaje sobre el «Sembrar, Cosechar y Avanzar» en el reino, que será el «Dar según Tiempos y Ocasiones».
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Notas:
* Algunos estudiosos bíblicos consideran que los dones de pastores y maestros deben considerarse como uno solo; pero otros apoyan que si bien es cierto que esos dones pueden manifestarse juntos, no siempre es el caso.
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