Especialmente los versículos 17 al 18, oramos para que nos diera «
espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él; que él alumbre los ojos de vuestro entendimiento». Pues entendíamos que la ciudad del Vaticano, en su atrio principal (también conocido como la Plaza de San Pedro), fue diseñado como un ojo (ver foto arriba); así que, oramos para que el Señor cegara los ojos del enemigo, pero alumbrara nuestros ojos para recibir de Él sabiduría, conocimiento y revelación del Espíritu, para conocer y entender Sus planes, diseños y propósitos.
El símbolo del ojo (y su relación con el águila) tiene relevancia para esta caminata de intercesión profética, pues el ojo tiene que ver con visión, la visión que proviene de la revelación o, dentro de círculos secretos, la iluminación. Y precisamente a eso apunta el nombre Vaticano, que proviene del Latín, vaticinĭum: predicción, vaticinio; o vāticinātio: profecía, vaticinio; pues antiguamente la colina era la sede de un oráculo etrusco o tal vez del nombre de un poblado del mismo origen; Vaticum. Es decir, sus fundadores tenían en mente que fuera la nueva sede de Babilonia y la falsa profecía greco-romana, del espíritu de Grecia, que se opone a la profecía bíblica que sale desde Sión para luz a todas las naciones (Zac. 9:13-14; Ap. 13:1-2, 11-14).
Y al llegar, nos encontramos de entrada con toda la simbología pagana propia del culto al Sol:
Así tenemos que, en su orientación geográfica o astro-física, que en su diseño arquitectónico (haciendo uso de
la geometría sagrada), la plaza/atrio da hacia el oriente, para el adorador o iniciado le de la bienvenida al «sol de la mañana» (Horus) y a la «estrella de la mañana» (Venus), para recibir de ellos la primera iluminación que lo pueda luego conducir a los misterios o secretos mayores que se encuentran en la catedral propiamente.
Y si observamos la vista aérea de la Plaza y la Catedral de San Pedro (vea foto arriba) veremos que el conjunto dibuja una forma de «llave», quizás para hacernos recordar la promesa, que según la ICR Jesús le dio a San Pedro, en Mateo 16:19: «Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos: todo lo que ates en la tierra será atado en los cielos, y todo lo que desates en la tierra será desatado en los cielos.» Los discípulos de Jesucristo creemos que esa promesa se la dio el Maestro a todos Sus discípulos y no solo al apóstol Pedro (Mt. 18:18-20).
Pero, la figura anterior es la visión que la ICR quiere darle a los no iniciados en los misterios; porque la visión y el secreto real escondido es que el conjunto representa la cruz de Ankh (Anj), es decir la «llave de la vida» o el jeroglífico egipcio que representa «la vida». También es conocido en el mundo oculto con la resurrección o el renacimiento que comunica la mitología del dios Osiris e Isis. En este símbolo egipcio también se unen la fuerza masculina (representado por la parte baja en forma de cruz) y la fuerza femenina (representado por la forma oval o de útero), que según el mundo de lo oculto generan las fuerzas de la vida y la fertilidad. Esto también lo podemos observar en el símbolo del planeta Venus (ver foto abajo):

Pero en vista que hablamos de San Pedro y del sincretismo pagano que se observa en la iglesia de Roma, ¿qué representa San Pedro en la cosmovisión pagano-cristiana de Roma? Pues si todo realmente está orientado al culto al sol, indudablemente San Pedro representa al dios sol, que en la mente greco-romana, influenciada por la religión egipcia, sería Júpiter, Zeus u Osiris.
En la foto de arriba, observe en la iconografía, la postura sentada de los ídolos, sosteniendo sus símbolos de poder. El San Pedro romano no es otra cosa que la imagen visible del demonio invisible que realmente gobierna en los recintos del Vaticano: el dios sol de todas las civilizaciones y religiones paganas antiguas desde Babilonia hasta nuestros días.
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Equipo de intercesores en el Vaticano |
Por cierto, si el diseño y geometría sagrada usados en la edificación de la Plaza de San Pedro quería apuntar hacia el culto al sol, a la antigua adoración a Baal/Osiris (representado por el obelisco) y a Zeús/Júpiter, entonces no podía faltar el símbolo del águila, el cual efectivamente lo encontramos en las cuatro caras de la base del obelisco, en el mero centro de la Plaza. Esto lo puede apreciar en la foto izquierda, donde salgo con el equipo que hicimos esta fría caminata de oración en Roma.
De este símbolo antiguo de adoración al sol y al poder hemos hablado profundamente en anteriores entregas. Pero si todavía no conoce el significado y uso del mismo en las sociedades secretas y en círculos de poder político-religioso, le recomiendo que lea este artículo publicado en este Blog: El vuelo del águila I,
¡Así que, el águila no podía faltar en la Puerta de Roma! Y muchos menos en la entrada de la Catedral de la máxima expresión del paganismo mundial, en el trono de la Gran Ramera, de «Babilonia la Grande: la madre de las rameras y de todas las abominaciones de la tierra» (Ap. 17:3-8).
Y la Gran Ramera no podía estar sola, necesita la protección de un ángel, de su ángel guardián, del «portador de la luz», del querubín protector que se levantó para hacer guerra contra los ejércitos del Dios Altísimo (Is. 14:12-15; Ez. 28:14-17). Eso es lo que vemos en la perfecta alineación entre la sede del Vaticano y el Castillo del Ángel (Castel Sant’Angelo), lo cual puede apreciar en la foto de abajo:
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Alineación del Vaticano con el Castillo del Ángel |
Si presta atención a la foto, la avenida que da a la entrada del Vaticano, da exactamente a la entrada del Castillo del Ángel, que se conecta con el puente. La orientación no podía ser otra, de Este (donde se encuentra el Castillo) a Oeste (donde se encuentra el Vaticano) y ambos siendo rociados, cual Edén, por las aguas del río Tiber (Ez. 28:13). Y la entrada triunfal al Castillo es un puente que rememora la pasión del Cristo, cuya orientación es de Sur al Norte, donde el Castillo queda en el Norte. En el Norte fue que el «querubín protector» quiso establecer su trono, una vez que se reveló contra el Dios Altísimo (Is. 14:13-14).
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Puente que da a la entrada del Castel Sant’Angelo |
¿Qué se quiere comunicar? El triunfo de Satanás sobre el Hijo de Dios, quien vino como el Cordero pascual a dar Su vida por la salvación de la humanidad. Se quiere mostrar a Satanás triunfante en las alturas desenvainando su espada contra el Hijo de Dios. El puente que da al Castillo es un memorial no a la pasión del Cristo, sino del triunfo de Satanás sobre Él.
Así que, la entrada a la casa de la Gran Ramera está sobre-guardada por la presencia de la «estrella de la mañana», del «querubin protector», que desde su castillo en el Norte, protege la entrada oriental (Este), para que los adoradores de Baal, Osiris, Horus, Júpiter, Zeús, San Pedro y la reina del cielo, puedan ser iluminados mental y espiritualmente, que en el lenguaje bíblico realmente es que sean cegados espiritualmente, para que no les resplandezca la luz del Evangelio (2Cor. 4:3-4).
Seguiremos con esta crónica en las próximas entregas. Si desea continuar leyendo, puede hacer click aquí.
Fuentes:
Sitio web oficial del Vaticano
Ciudad de Vaticano
Horus en Wikipedia
Ankh en Wikipedia
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