LA PLAZA DEL TRIUNFO Parte IILa adoración a María y la reina del cieloPor apóstol Daniel Guerrero
En la Primera parte de este estudio analizamos el monumento de la plaza del triunfo, en Granada, que fue dedicada a la promulgación del dogma católico de la inmaculada concepción de María, por el papa Pío IX, en 1854. Pero en esta Segunda parte, quiero detenerme en la relación espiritual e histórica que hay entre la adoración pagana a la reina del cielo de antiguas religiones y civilizaciones asiáticas y mediterráneas, con el culto cristiano romano a la virgen María.
TRASFONDO BÍBLICO-HISTÓRICO:
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Semiramis y el niño Tammuz – María y el niño Jesús |
En el Antiguo Testamento a la reina del cielo se le asocia con Astarot, ya presente cuando Israel conquistó a Canaán, como la tierra prometida y por la cual se desviaron en apostasía y adoración idolátrica, ofendiendo al Dios de Israel (Jue. 2:11-13; 10:6-7).
Astarot se le asocia también con la diosa sidonia Astoret (Astoreth/Astaroth), diosa del amor y la fertilidad, como una de las diosas a las que el rey Salomón, en su apostasía, comenzó a adorar, bajo la influencia de sus muchas esposas y concubinas extranjeras (1Re. 11:5). Astoret fue uno de los dioses a los que Salomón guió al pueblo a adorar y por esa causa, Dios dividió el reino de Israel, en el reino del norte y del sur (1Re. 11:33). Durante su reinado Salomón también le construyó templos o edificaciones para su adoración, que años más tarde el rey Josías en su proceso de restauración espiritual tuvo que derribar (2Re 23:13-14).
Durante el ministerio del profeta Samuel, que implicó la restauración de la verdadera adoración al Dios de Israel, también tuvo que confrontar la adoración idolátrica a Astarot y mandó a derribar los altares y lugares altos donde se ofrecían culto y sacrificios, y Samuel guió al pueblo a alejarse del culto a Astarot (1Sam. 7:3-4; 12:10)
El profeta Jeremías durante sus años de ministerio también enfrentó el culto idolátrico a la reina del cielo; y por medio de él podemos aprender un poco más cómo se le daba culto a esta diosa. Según algunos estudiosos bíblicos la diosa a la que se refería Jeremias probablemente era la babilónica Ishtar, que hemos visto tuvo su representación en la diosa cananita Astarot y la fenicia/sidonia Astoret.
En el capítulo 7 de su libro Jeremías denuncia el pecado de idolatría y religiosidad presente en el pueblo judío de Jerusalén, y describe la práctica de hacer ofrendas cosidas: tortas (7:18) a la «reina del cielo», y cómo todas las familias participaban de alguna u otra manera en esta práctica idolátrica promovida principalmente por los padres. En el capítulo 44 de su libro, el profeta Jeremías también amonesta al pueblo judío que huyó hacia Egipto, pues se resistían a la inminente invasión babilónica (Jer. 43:1-3) y en este capítulo se describen otros ritos y prácticas cúlticas que los judíos hacían como tributo y adoración a la «reina del cielo»:
1. Ofrecían incienso (44:17-18)
2. Ofrecían libaciones (44:17-18)
3. Ofrecían votos (44:25)
En el Nuevo Testamento no se observa entre el pueblo judío de la época, por lo menos evidentemente, ningún culto a ninguna diosa extranjera. Quizás las amargas experiencias pasadas con los asirios, babilonios y griegos hicieron recapacitar duramente a los líderes religiosos y enfocarse más bien en el estudio y la práctica de la Ley y las enseñanzas de los profetas; de hecho, sectas como los fariseos, saduceos y esenios surgieron como respuestas a esos años de decadencia espiritual; que si bien es cierto alejaron al pueblo de la idolatría y de prácticas paganas vecinas, los llevaron a otro extremo de una vida y práctica religiosa carente de sensibilidad espiritual. Por esa razón, el Maestro de Galilea no enfrenta la idolatría que tuvieron que enfrentar los profetas del pasado, pero sí tuvo que enfrentar, y duramente, la religiosidad extrema de las sectas judías presentes en su época.
Así que, pensar que Jesús y Sus apóstoles tuvieran una noción divina o de devoción espiritual hacia María, como la que practica la iglesia católica romana, es bíblica e históricamente impensable y sin fundamento. Cualquier estudioso de las Escrituras y de la historia del Nuevo Testamento reconocerá eso, sólo el fanatismo religioso y los intereses político-religiosos del otrora imperio «cristiano» romano pudieron cegar las mentes de la curia romana.
Como lo señala el Sr. Guayre Adarguma, en su estudio sobre la «diosa madre»:
«Los primeros cristianos no veneraron a la madre de Jesús como divinidad, pero la resistencia por parte de los fieles de la Diosa-Madre a aceptar los fundamentos de un dios único propugnado por un cristianismo ya jerarquizado a imagen y semejanza del imperio romano, indujo a la jerarquía romana a asumir los aspectos divinos de la Diosa-Madre y atribuirlos a la madre de Jesús, divinizando así la figura de María, la oposición mostrada por un sector del clero a esta falsificación, motivó la convocatoria del Concilio de Efeso en el 431 de la era actual. No por casualidad dicho Concilio tuvo lugar en Efeso sede precisamente del mayor templo dedicado a la diosa Atenea [y antiguamente a Diana], pero lo realmente interesante del concilio efesíaco es la disputa teológica y de poder en el seno de la Iglesia romana que determinaría la condena del nestorianismo como movimiento herético. Es precisamente durante el siglo V, cuando los dogmas y los fundamentos teóricos de la Iglesia Cristiana estaban formándose, y el canon se estaba elaborando a partir de discusiones de esta naturaleza.»
En los Evangelios se reconoce la virtud humilde y se celebra la fe de María como receptora del milagro de la encarnación del Hijo de Dios. Pero hasta allí llega la honra y el reconocimiento para alguien que supo disponerse en la manos de Dios, para la gloria de Su santo Nombre.
LA REINA DEL CIELO Y EL CULTO AL SOL
Para algunos investigadores, la forma lingüistica de Astoret/Astarot tiene sus raíces en la diosa acadia/babilónica Ishtar (de donde proviene el nombre de Ester; Est. 2:5-7). Ishtar era la diosa babilónica del amor (sexual) y la guerra, de la vida y la fertilidad; se asocia con el planeta Venus y con la constelación de Virgo, y por eso se dice de ella, que es la diosa «eterna y siempre virgen».
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Semiramis y Tammuz |
En la religión cananea Ashera, conocida también con el título de la «reina del cielo» se relacionaba con el dios «El», con «Baal» y «Astarte». El y Ashera son los dioses engendradores, de los cuales saldría Baal, dios del sol, la lluvia y la guerra. El era representado como un toro, pero Baal como un becerro. Esta «familia divina» estaba ligada a los ciclos solares y lunares, a las estaciones y a las cosechas.
Pero el culto a la «diosa madre» o «reina del cielo» puede ser trazado a la historia de la reina de Babel Semiramis y su ilegítimo hijo Tammuz, a quien hizo declarar dios y la re-encarnación de su esposo Nimrod (Gén. 10:8-12). La reina Semiramis creó todo un culto alrededor de su hijo-dios Tammuz y de ella misma.
Luego el culto a la «reina del cielo» evolucionó a la adoración de Ishtar, diosa asiro-babilónica (cuya homóloga era la sumeria Innana, también conocida como Ninnanna o «reina del cielo»), relacionada a la fertilidad, el amor erótico y la guerra. Ishtar, aunque tuvo relaciones con muchos dioses amantes, incluso Tammuz, mantenía su virginidad y por eso también se la llama «la siempre virgen», posiblemente por su relación astral con Venus, como «la estrella de la mañana», y la constelación de Virgo (Virgen).
Tanto Ishtar (Babilonia), Innana (Sumeria), Afrodita (Grecia) y Venus (Roma) están ligadas al planeta Venus, la constelación de Virgo y al culto solar-lunar. Recordemos que el planeta Venus aparece como una estrella tanto al amanecer junto al sol como al atardecer junto a la luna, y de allí surge su adjetivo como «reina del cielo».
Pero una diosa menos conocida, y no menos importante en el desarrollo histórico-religioso del culto a la «reina del cielo» y al «dios sol», es Tanit. Ella, al igual que el resto de las figuras divinas maternales tuvo su origen en Mesopotamia (cuna de la idolatría mundial), y de allí pasó a Egipto y más tarde a algunas zonas de lo que hoy se conoce como España (Cartagena e Ibiza) y el antiguo reino de Cártago de donde se esparció por todas las costas del Mediterráneo. Tanit también se relacionaba con el culto al dios solar Baal. Los símbolos con los que se identifica a Tanit son la media luna, el disco solar (al igual que Isis), la paloma (luna), la granada (fertilidad), y el león (guerra).
Y por último todo este desarrollo histórico-religioso nos lleva al culto a la diosa solar egipcia Isis, también llamada como sus predecesoras como la «diosa madre», «madre de los dioses» y «diosa de las pirámides». Su nombre egipcio era «Ast», que se traduce como «trono». El nombre Isis proviene del idioma griego.
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Isis y Horus – María y Jesús |
Isis es la hija de Ra dios egipcio del sol, diosa de la fertilidad, diosa de la maternidad, la gran diosa madre y la gran maga. El culto a Isis fue ampliamente propagado y aceptado en la Roma pre-cristiana.
Este culto a Isis, la diosa madre o reina de los cielos, tan popular en Roma, así como a Diana en Éfeso, pavimentaron el terreno, para que siglos después, bajo el imperio romano «cristiano», el clero católico elaborara con acrobacia teológica sus dogmas marianos como la maternidad divina de María (Concilio de Éfeso año 431 d.C.), la virginidad perpetua de María (Concilio de Letrán, año 649 d.C.), la inmaculada concepción de María (en el Vaticano, año 1854 d.C.), y la ascensión de María (en el Vaticano, año 1950 d.C.).
Como hemos visto, la declaración hecha o forjada por el papa Pío IX junto con la curia católico-romana sobre la «inmaculada concepción de María», en 1854, tiene su milenaria trayectoria que nos lleva de vuelta a la cuna de las religiones idolátricas del mundo: Babilonia.
Este antiguo culto a la «diosa madre» y a la «reina del cielo» ha tenido gran influencia y expansión a través de los siglos y a todas las naciones, llegando aún a permear e influir profundamente a lo que hoy conocemos como el cristianismo católico romano y aún el ortodoxo-oriental. Y hemos visto la estrecha relación que hay entre este culto astral (Luna, Venus, Virgo) y el culto al dios sol, que en él se resume todo, como bien lo describió el apóstol Pablo en su carta a los romanos:
«Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.
Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén» (Romanos 1:21-25).
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FUENTES:
http://en.wikipedia.org/wiki/Queen_of_Heaven
http://es.wikipedia.org/wiki/Ishtar
http://www.topical-bible-studies.org/37-0036.htmhttp://www.topical-bible-studies.org/37-0012.htm
http://www.tiempodevictoria.com.ar/estudios/colaboraciones/89
http://www.cuttingedge.org/sp/virginmaria.htm
http://elguanche.net/Ficheros/desposecioncanarias1.htm
http://rocaeterna.mforos.com/1385593/6976297-la-reina-del-cielo-dr-luis-f-orihuela-ministerios-kerigma/
http://www.idyanunciad.net/reina/tema14.htm
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