Y otra vez, traigo a colación la importancia de conocer y entender el lenguaje profético que hay a través de los símbolos, de los cuales, vamos a ver más adelante, el águila ha sido, es, y será una figura clave.
EL ÁGUILA EN LAS SAGRADAS ESCRITURAS
Pero antes que vayamos al estudio del símbolo del águila en las religiones y civilizaciones antiguas, vecinas a Israel o Judá, veamos que nos dice la Biblia sobre esta ave y lo que ella pudiera significar.
En el Antiguo Testamento
La primera referencia que encontramos en la Biblia, la encontraremos en Éxodo 19:4, en donde Dios le dice al pueblo, a través de Su siervo Moisés, cómo Él actuó contra los egipcios y cómo los sacó de Egipto y «cómo los tomé sobre alas de águilas, y los he traído aquí». Leyendo la historia de la salida de Israel de Egipto uno se pregunta ¿en qué momento nosotros vemos a Dios sacando a Su pueblo sobre «alas de águilas»? Y la respuesta es simple: en ningún momento; así que, es claro aquí, que nos enfrentamos a una ilustración, a un lenguaje simbólico QUE DIOS MISMO USA, para describir un acontecimiento histórico. Es decir, Dios está describiendo un acontecimiento en el mundo espiritual, mientras sacaba a Su pueblo de Egipto, con una simbología que describe lo que sucedió en el mundo terrenal. Y está diciendo esto, mientras está con Moisés en la cima del monte Sinaí, en las alturas.
La segunda referencia, es que en los mandamientos y ordenanzas sobre alimentos puros e impuros (comestibles y no comestibles), el águila aparece como una ave impura, no comestible (Lv. 11:13; Dt. 14:11-12). Es un ave que debe ser considerada como «abominación» (acción mala, condenable, aborrecible) o inmunda, no limpia. En zoología, el águila es considerada un ave extremadamente hábil cazando; un ave depredadora.
La tercera referencia, la encontramos entre las maldiciones a la desobediencia del pueblo a los mandamientos, estatutos y ordenanzas que Dios dejó en la Toráh, en la que Él promete que traerá «una nación de lejos, del extremo de la tierra, que vuele como el águila», contra Su pueblo Israel (Dt. 28:49). Esto contrasta en extremo con lo que Él declara que sacó a Su pueblo «sobre alas de águilas», y aquí promete que traerá una nación extranjera, lejana, del extremo de la tierra, que vuele como el águila. Traigo esto a colación porque ilustra claramente el doble significado que puede tener un símbolo en el lenguaje profético de Dios. Un mismo símbolo puede tener un significado positivo y otro negativo, y a eso nos vamos a exponer vez tras vez, y por tal razón, deberemos ejercer discernimiento espiritual para poder interpretar correctamente lo que Dios está diciéndonos.
La cuarta referencia, se encuentra en Deuteronomio 32:11, en un cántico profético de Moisés, en el que describe a Jehová como un águila sobre su nido, que cuida a sus polluelos, los proteje y los lleva sobre sus plumas, por lo cual Él es el guía de Su pueblo. Aquí ya se relaciona al águila con lo profético, con el espíritu de la profecía y su objetivo: alimentar, consolar, guiar a la batalla, dar dirección y visión (1Cor. 14:3).
La quinta referencia, se encuentra en 2Sam. 1:23, en otro cántico profético, pero en esta oportunidad cantado por el rey David, en el que relaciona a las águilas con los leones, las primeras como aves que señorean en el cielo y los últimos como bestias que señorean en la tierra; las primeras vuelan ligeras, y por lo tanto con rapidez, y los segundos son fuertes y atacan con ferocidad. Esta misma relación, entre el águila y el león, la veremos en otros contextos, con significados diferentes.
Luego, encontramos su uso para ilustrar situaciones de la vida (Job 9:26; Pro. 30:17-19; Dn. 4:33; Miq. 1:16); para describir sus propios hábitos (Job 39:27-30); y para describir a las riquezas (Pro. 23:5).
También podemos ver que se usa el símbolo del águila, para describir al creyente, quien con la ayuda de Dios se puede renovar (Sal. 103:5); y se puede revitalizar (Is. 40:30-31).
Y se usa en el discurso profético para describir cómo actuarán los enemigos invasores del pueblo de Dios (Jer. 4:13; 49:15-18; Jer. 4:19; Ez. 17:3-12; Os. 8:1-3; Hab. 1:8); pero también se usa para describir cómo Dios mismo actuará contra los enemigos de Su pueblo (Jer. 48:38-42; 49:22; Abd. 4).
En la revelación apocalíptica se describe una de las apariencias cambiantes de los querubines (seres vivientes) como de águila (Ez. 1:10; 10:14-15; ); y también se describe a una de las potencias imperiales mundiales como un «león con alas de águila», para referirse a Babilonia (Dn. 7:4). Más adelante, veremos los significados, usos y atributos que se les da al águila en el culto al poder o monumentos de centros de poder.
En el Nuevo Testamento
Jesús usa una referencia del A.T. (Job 39:30) para describir al evento profético del rapto, que acontecerá en Su segunda venida: «porque dondequiera que esté el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas (polluelos del águila, Mt. 24:28; Lc. 17:37), indicando que cuando Él se manifieste todos los santos se reunirán con Él, lo cual concuerda con lo que el apóstol Pablo también enseña (1Tes. 4:17).
Y así como en el A.T., en el Apocalipsis, se describe una de las apariencias de los querubines como de águila (Ap. 4:7). Y al pueblo de Dios, se le describe como una mujer que está en el desierto, a la que se le dan «las dos alas de la gran águila», para que pueda escapar de la serpiente (dragón) que la persigue. Y aquí encontramos un misterio: ¿a cuáles «dos alas de la gran águila» se referirá aquí? La única mención a «grandes águilas», que podemos encontrar en la Biblia, es en otro pasaje apocalíptico del A.T., en Ezequiel 17:1-12, para referirse al reinado de Babilonia y a Jehová (Ez. 17:22-24), que está en sintonía con la primigenia revelación de Dios como un águila (Éx. 19:4; Dt. 32:11). Y otra vez, podemos observar en el pasaje de Ezequiel 17, cómo en las mismas Escrituras, un mismo símbolo puede ser usado para ilustrar algo/alguien bueno o malo.